Circuito café-teatro

Un café-teatro consiste en la amenización de una velada en un establecimiento mediante actuaciones de pequeño formato, es decir, monólogos, obras de dos o tres actores, improvisaciones o espectáculos de magia, siempre dirigidos al humor. Un circuito es cuando ésto mismo se organiza por diferentes locales de una misma ciudad y no se deja una noche para el aburrimiento.

En Valencia, tenemos la suerte de contar con el circuito más reconocido del país, con doce locales y ocho meses de duración, manteniendo espectáculos de martes a domingo. Las actuaciones suelen durar en torno a una hora y la entrada, que incluye una consumición, es de 6€. Empiezan a las 23.00h entre semana, y a las 20.00h sábados y domingos.

El circuito cuenta con una página web en la que podeis consultar los horarios y lugares donde se realiza el espectáculo cada día.

El proyecto lo organiza desde el 2001 Frescultura, una organización encabezada por los actores Rafa Alarcón y María Minaya, y cuenta con una audiencia media de 120 espectadores por sesión, lo que suman 50.000 espectadores por temporada. Sus objetivos básicos eran la promoción y exhibición de compañías teatrales y la creación y fidelización de un público para las Artes Escénicas. Sin duda, tras diez años de historia lo han conseguido.

Tras asistir a varios espectáculos, he de decir que 6€ es un precio ridículo en comparación con la calidad de los espectáculos que he visto, procedentes de todo el país, y que ésta es una oportunidad sin igual para disfrutar de arte de calidad a precio de ganga. No lo dudes, el Circuito Café-Teatro es, quizá, la mejor oferta cultural de la ciudad, ¡no te lo pierdas!

Cómo llegar: la mejor opción para los estudiantes son La Claca, La Flama y Ca Revolta, todos ellos en el casco histórico de la ciudad, así como Kraken, en la Plaza Honduras; Matisse, en la Plaza del Cedro y Swan, en el barrio de Benimaclet.

Café Tocado y Dub Club se encuentran en los alrededores de la Estación del Norte, mientras que 1900, Lo Rat y Pasión por el Ruido ya quedan en las afueras de la ciudad.

Por Chrístopher Casas