Plaza de la Almoina

Si te gusta la historia, las ruinas y descubrir los cimientos secretos de una ciudad, quizá desconozcas que puedes hacerlo en la misma Valencia. El lugar: una poco conocida y menos transitada plaza, la Plaza de la Almoina, que recibe su nombre del antiguo edifico árabe que se alzaba allí mismo. Con 2.175 años de antigüedad, esta es la plaza más antigua de la ciudad.

Cuando en 1985 las obras del metro se toparon con los restos del foro romano que dio inicio a esta ciudad, se comenzó la restauración y conversión de la plaza en un centro arqueológico al que, tras varias excavaciones e investigaciones posteriores, se han sumado los restos de la Valencia árabe y visigoda.

La plaza, que era propiedad del Arzobispado de Valencia (que tiene su sede en ese mismo lugar) fue comprada por el Ayuntamiento al hacer las excavaciones. Rápidamente se iniciaron unas obras que culminarían a finales de los 90, y que convirtieron la Plaza de la Almoina, un lugar llano, vacío, de paso, en una nueva plaza elevada 3 metros sobre el nivel anterior, para dar cabida debajo al Museo Arqueológico de la ciudad.

Ahora ya no es un lugar de paso, sino un lugar en el que quedarse a ver pasar el tiempo y observar la evolución de la ciudad ya que, en el centro de la plaza, plenamente peatonal, un estanque de 300 metros cuadrados y suelo acristalado deja ver las termas romanas. Si miras a tus espaldas, verás la catedral y la basílica desde una perspectiva poco usual, pero igualmente bella. Si miras a la izquierda, el arzobispado, modernista, y uno de los pocos edificios árabes que quedan en pié. A la derecha, un palacio renacentista. Y al frente, para finalizar, la entrada minimalista al museo. Es decir, la historia de la arquitectura valenciana en 360º.

Desde dentro del museo puedes hacer una visita por los restos de diferentes épocas, recorrer las vías cardo y decumano y el pórtico a la ciudad imperial, su ninfeo y su horreo... todo gracias a las nuevas tecnologías que te sumergen, en unos minutos, en Valentia Edetanorum. Desde luego, una experiencia totalmente recomendable para ver la ciudad con otros ojos desde su kilómetro cero.

Cómo llegar: el metro más cercano es Colón o Xátiva, desde donde se puede llegar atravesando la Plaza del Ayuntamiento hasta la Plaza de la Virgen, y rodear la catedral hasta dar con el Museo.